jueves

Clau dice que por cada cosa mala que nos pasa, estamos pagando algo increible que va a venir después, y yo no se si quiero que me pasen cosas buenas si por eso tengo que pasar un mes entero llorando. Y con ese criterio, estoy esperando siempre cosas buenas (porque creanme, ya la pagué con cosas malas) que van a tener que llegar todas juntas en algún momento.
Espero que el karma esté de mi lado el año que viene, o el mes que viene. Quiero un toque de paz, irme de acá, no tener que discutir con personas que se creen mejor que vos por engendrar a un nene ni tener que ignorar a mis compañeras de educación física cuando se ríen de que no puedo correr atrás de una pelota. Y creo que tampoco estoy mal por eso, en algún punto, inconscientemente ( o no) me siento superior que todo eso. Por ahí tiene razón mister bipolaridad y me gusta sufrir. O por ahí que me quejo demasiado. O por ahí que no.

3 comentarios:

gabi dijo...

Voy a decir dos cosas, probablemente ridículas producto de haber tenido un día tan largo que no recuerdo cuándo empezó.
Primero, quejarse es como patear a la gente que te cae mal: son ejercicios para el alma y, por definición, nunca son demasiado.
Segundo, paz es como equilibrio. El equilibrio es copado como por dos días. Después es lo peor que te puede pasar en la vida. Es mucho mejor estar pim pum pam, aunque sea tratando de encontrar butter toffies en un arenero. El equilibrio apesta. Y te lo dice alguien que estuvo "en paz" por 3 años y, incluso en mi peor momento de bajón, deseé que, pasara lo que pasara, ese equilibrio no volviera jamás porque es, básicamente, como estar muerta.
Que te sea leve, escuchá mucha música feliz, comé caramelos, tomá café y jugo de naranja y leé libros de Manuel Puig :)

Nicole dijo...

Comparto filosofía con señora madre tuya. Igual todavía estoy esperando yo también

Unknown dijo...

Este es un universo misterioso y me parece que nadie sabe bien qué pasa ni porque suceden las cosas.

Te deseo mucha paz pero te recuerdo que nunca vas a irte de acá, porque adonde quiera que estés, siempre va a ser acá.

Somos como el caracol: llevamos la casa a cuestas.

Paz, amor y risa.
Felicidad sin límites!