martes
Escucho el playlist de babasonicos dramático que decidí armarme en las últimas cinco horas mientras mi hermanita se rie de los chistes malos de un generación del 89 totalmente cagado del cerebro.
Si tiene hijos, nos gusta
Si es un pelotudo, nos gusta.
Si está cagado del cerebro, nos gusta
Si es un drogadicto, nos gusta
Creo que es todo culpa de clau y el no pongo limites y sean aves libres en este nido de urracas para que dentro de veinte años no me odien y pueda echarle la culpa a ustedes de sus decisiones irresponsables de niñas independientes a los 13 años. No sé si yo seré una mejor madre pero definitivamente, con ese hippie de mierda a mi casa no entrás. Mis hijos me acompañarán a ciclos de cine y discutiremos sobre política exterior mientras tomamos café porque la infancia y papa noel son para los débiles. Ahora me alterno entre el juego de facebook del que mi madre me hizo adicta y la estufa mientras tomo mate. No me gusta el mate pero al parecer, en este mes estoy haciendo todas las cosas que no me gustan. Además, estoy llena de contradicciones