sábado

Mientras comía los fideos más sosos del mundo, he llegado a la siguiente conclusión:
De todos los chicos con los que he intercambiado algún tipo de fluido -que no han sido muchos tampoco- todos menos uno eran hijos únicos. Es por eso que llegué a estas otras conclusiones: El mundo me odia. Me los busco así dada mi incapacidad para relacionarme con algún tipo de familiar cercano -llámese hermano- de estos especímenes. Esto me lleva a otra conclusión: Lucía sos una pelotuda y te buscás todos hijos únicos drogadíctos que, dada la sitación de hijos únicos, no saben a) compartir, b) compartir y c) compartir. Y cuando digo compartir no me refiero a compartir los legos mientras tomamos nesquik a las cinco de la tarde, sino a todos los aspectos emocionales en donde el término compartir se pueda aplicar.

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