sábado

Te escribo porque tuve un día de mierda y de fondo está puesto un documental sobre la Movida Madrileña y sabés lo mal que me pone ese tema. No, no lo sabés. En realidad no lo sabés porque hace un año y medio te encargaste de salir de mi vida y desterrarte de todas mis obsesiones nuevas. No, mentira, me encargué yo de sacarte. No sé que decirte que no sepas. No, mi vida no es un desastre. Mi vida está en un stand by que todavía no entiendo bien. La mayoría de las tardes vuelvo a casa sin saber bien qué estoy haciendo. Solo sé que te extraño. Pero te odio más de lo que te extraño, entonces no sé que hacer. Sé que si estuvieras acá fumaríamos mientras yo leo algo y vos cambiás la música. Me hablarías de tus novias psicóticas y yo te hablaría de  lo horrible que es la soltería. Haríamos algún chiste de por qué nunca terminamos juntos. Yo te diría porque sos insoportable y vos me dirías que soy una histérica. Probablemente ahora, en un rato, el cigarrillo que está arriba de la mesa se va a consumir, me voy a lavar los dientes, me voy a sacar las medias que no me dejan respirar desde las ocho de la mañana y me voy a quedar dormida mientras pienso en esa vez que terminamos en un antro en constitución y vos corriste el colectivo para darme mis llaves. Probablemente nunca te mande esto, probablemente porque ya no formas parte de mi vida, porque hace un año y medio te encargaste de salir. Y yo me encargué de que no puedas volver.