Hace un año exacto, cuando me quedaba los viernes en casa viendo películas de Greg Araki, me despertaba a las seis de la madrugada exactas porque a esa hora sonaba mi celular. Podía ser una canción de Pixies al oído, un While my guitar gently weeps en una guitarra desafinada o una competencia a ver cuantas canciones de Washing Machine podías recordar en diez segundos. Ahora a esa hora de la madrugada estoy durmiendo, pero silenciosamente y aunque me odie todo el tiempo, extraño despertarme a las seis de la mañana jugando a adivinar
a qué sustancia tiene tono tu voz
1 comentario:
¿Por qué dejamos atrás esas cosas buenas? A veces no es por decisión nuestra, otras sí. Recuerdos, dulce consuelo
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