sábado
Me desperté únicamente para ir a abrirle la puerta a amiga de pelo rosa porque todos sabemos que va a ser un mal día si tenés que levantarte. Pero no. Entro de vuelta y mientras pienso en todo lo que tengo que limpiar y en todo lo que no tengo que comer -ya vas a odiar vivir sola y querer volver con mamá- encuentro una maxi taza de café con leche y una porción de pizza fría en la heladera. Además, quien se iba a imaginar que un sábado a las dos de la tarde iba a aparecer una ventanita titilante proponiéndome cocinar brownies por el simple hecho y placer de cocinar brownies. Yo me río mucho con estas situaciones y decido que la mejor alternativa al suicidio es agarrar mi libro de crónica periodística e irme a leer a una plaza llena de perros. Y que las once tazas se laven solas. Porque eso, todos sabemos que va a ser un mal día si tenés que levantarte