viernes
La gata George le pega cabezazos a la puerta cada vez que quiere entrar. Y yo me quiero dar cabezazos contra la puerta también. Pero por suerte ya es viernes. Y casi es la hora de llegar y de dormir una siesta. Y al final perder todo el viernes. Y todo el sábado. Para darte cuenta que casi es lunes y que te querés matar hace tres semanas. Siento que desperdicié los últimos 19 años de mi vida pero llego a mi casa a las 12 de la madrugada y me doy cuenta que después de todo, elegí la mejor carrera del mundo. Aunque esté destinada al fracaso y a comer arroz. Por lo menos es arroz y no son pelotudos. Y aunque sea un fracaso, siempre me quedará mi gata, el arroz inflado y las tazas de café con leche.
