domingo

00:03 de un sábado, promesas sobre el bidet y un té de frutos rojos con pizza fría. Todo esto para intentar explicar en 4200 caracteres por qué Loveless es lo mejor que le pasó al mundo porque elegí la carrera más drogadicta del planeta. Volví a pasar los viernes a la noche enfrente de una computadora solo que está vez ni tengo 16 ni estoy saliendo con un discapacitado mental. Error. Un discapacitado mental la tiene mucho más clara. En algún punto voy a dejar de remitirme siempre a lo mismo, sobre todo porque ahora me gustan 24 idiotas más y volví a la época de hacer top 5 por cada irrelevancia. Le doy las gracias por todo al nivel de alcoholismo que manejo hace medio año y a que todos mis mejores amigos mutaron en seres despreciables el último año y tuve que mandarlos al carajo. Lo bueno de que G deje el departamento porque al parecer yo soy una forra sin sentimientos, chocolate por la noticia, honey, es que la persona más genial del mundo viene a ocupar la habitación de al lado. A partir de hoy solo voy a relacionarme con gente que sepa quien es Alaska y me nombre las películas de Almodóvar por orden cronológico. Mi nueva filosofía de vida es: Nunca prestes un libro y asegurate de que la persona que te desvirgue no sea un descerebrado. Qué pena que no supe esto hace cuatro años.