lunes
La verdad es que hace bastante que dejé de entender. Y hace bastante desistí de ese cáncer enfermizo de querer buscarle una explicación a todo. Por eso dejamos los 21 mails con reclamos a un lado y ahora leo como un drogadicto casi dos décadas mayor me habla del tai chi y de Lou Reed como ser espiritual muriendo como árbol. Me río y le cuento que hace una semana no puedo parar de escuchar la intro de Stephanie Says, pero me guardo cosas como que todas las mañanas quiero meter la cabeza adentro de la cafetera, que no me sale más escribir o que decidí no ir aun recital porque soy *así* de grande. Así de grande y no tengo ganas de encontrarme con sus 16 años de más de sabiduría emocional y cartas astrales de mierda. Y porque me gasté la plata de la entrada en un par de zapatitos. Últimamente creo que el único ser con sabiduría emocional es mi gato quien juega en este momento muy emocionado con una bolsa de papel madera sin saber que en breve lo meteré en una jaula y lo llevaré a castrar. Si, toda la sabiduría emocional que quieras pero si mi gato de cuatro meses se da la cabeza contra la puerta y le gusta drogarse, no esperaba nada menos de un ser de 36 años. Touché.