lunes

Cuando estás bien lo transmitís y llegan cosas buenas. Lo repetirla como mantra si no fuera porque no estoy bien ni en paz con nada. Por eso sigue habiendo un vaso roto con cerveza al lado de mi cama hace dos días que todavía no tuve la fuerza mental para levantar. Por eso no estoy bien y lo único que puede llegar es una eme que no me da bola. Ayer alguien dijo que para construir hay que demoler pero yo ya demolí todo y sigo sin poder construir ni un muñeco de plastilina. Siento que no puedo tocar mas fondo que esto. Siento que la desidia en la que viví este enero no puede ser peor pero siempre es peor. Y es solo suerte que no me haya quedado en la calle o que no me haya clavado uno de los vidrios rotos que hay al lado de mi cama. Suerte porque ya no  me esfuerzo para que las cosas pasen naturalmente. Como dejar de hacerme los pies, dejar de maquillarme para ir a trabajar o dejar una pila de ropa sucia en el piso durante dos semanas. Es suerte que siga estando irónicamente estable escribiendo esto y que no me hayan mandado a una clínica para depresivos en cabo polonio. Porque no, no estoy deprimida, solo no estoy bien.