domingo

Diez meses después en el mismo lugar, mirando a la misma banda y rodeadas de los mismos reventados de siempre. Solo que diez meses nos convirtieron en dos chicas pseudo adultas que en vez de cogerse a desconocidos en el baño del antro de turno, revoleaban los pelos al ritmo de esto. Mirá, es marzo y estamos a punto de ser universitarias y vos de mudarte a tu gran departamento vacío con tu amigo judío me dijo jujú anoche dos minutos después de confesarme que quería terminar del orto. No, del orto no terminamos, pero digamos que no fue una buena idea bajar cinco cervezas con una taza de café. A este paso mi úlcera está a punto de graduarse en ingeniería ambiental. Como todos los domingos, me dediqué a alternar depresión con aspiradoras y Chris Garneau en loop. Tengo 20 días para decidir el rumbo de mi vida, en 48 horas rindo un final que todavía no preparé y ayer, mientras comíamos vainillas a las seis de la mañana y le contaba de mis (no)problemas sentimentales a un completo extraño que parecía no entender nada de lo que estaba diciendo, Segovia interrumpió para decir algo así como que había demasiado drama en todas las historias. Tengo un blog que mantener, le contesté y le pegué el último trago a mi café frío. Hoy pensé seriamente en el suicidio pero decidí canalizar mi ira en hacer galletitas veganas y comer arroz integral.