Paso al lado de una adolescente fértil luego de aprobar finales con ochos que preparo las noches anteriores y me siento una mierda. Me siento una mierda y lloro por ser una mierda. Lloro por todos los imbéciles a los que me cogí, por todos los que me dieron bola y no me cogí, lloro porque tengo un trabajo de mierda, lloro porque me va bien en lo que hago y no soy capaz de disfrutarlo. Lloro por todos los pelotudos que no fueron, por los amigos que me rompieron en un billón de pedacitos y por los que siguen queriéndome aunque yo sea una forra inestable. Lloro por idealizar absolutamente todo y decepcionarme después. Idealizo, idealizo tres meses, cinco años y lloro porque la realidad me escupe en la cara.
Listo, ahí tenes mi balance del fin del mundo. Ahora dame cafeses y pastillitas de superación personal para no seguir siendo una mierda, o capacidad para que todo me chupe un huevo.