jueves

Ooh get me away from here, i´m dying, esto y de repente estoy en octubre del año pasado. Me duele el oído y como no había demasiado drama en mi vida, el lunes decidí que era re buena idea no comer durante 36 horas -no, no soy una aberración de Cielo Latini, las anginas me sacan el apetito- y así de la nada perdí la conciencia en un 24 atestado de gente. Me desperté tres minutos después sentada en un banquito de Diagonal norte con roomate y su mejor cara de pánico queriendo comprarme caramelos y decirme que todo iba a estar bien. No me digas Willis. Ahora me llama cada seis horas para preguntarme si comí. Lo bueno de todo es que digamos que no soy una persona tan mediocre y ceno milanesas de soja y promociono materias con nueves y dieces porque Clau una vez me dijo que soy linda e inteligente. Y sigue sonando Ooh get me away from here i´m dying y no, nada.