Hoy me abrí un postrecito shimmy, porque las personas adultas podemos comer postrecitos shimmys también, y cuando me di cuenta estaba chupando la tapita llena de chocolate. Pensé un segundo en el virus ese, pero lo seguí haciendo porque total, si no me muero por eso me muero por el paquete y medio de puchos que estoy fumando por día, pues los periodistas siempre fuman mucho en las películas.
Me di cuenta que mi abuela paterna, cada vez que la llamo y que le menciono a alguien, pregunta si es judío o paisano -que supongo que es lo mismo- y mi abuela materna no entiende cuando le hago una videollamada y siempre me pone en su oreja y veo todo oscuro.
Hoy desinfecté verduras entre nota y nota, me hice un café entre nota y nota y me terminé un paquete de cigarrillos entre nota y nota y, para coronar el ser la persona más esclava del universo, me llevé la computadora al baño e hice una nota mientras mi estómago se iba por el inodoro.
Ayer, gracias a una serie mala, Anne Hathaway me hizo sentir muy culpable por incomprensiva y tuve que despertar a mi pibe a las 3 de la mañana para pedirle perdón por todo. Me dijo que estaba bien, me abrazó pero al día siguiente no se acordaba de nada. Como yo con el capítulo de la serie mala de Anne Hathaway.
Tengo un vecino que siempre sale a la vereda a fumar porro y cada vez que se mete el olor en mi living, en vez de putearlo, sonrío porque me recuerda a mi yo de los 20. Como extraño mi cara de los 20, mi cuerpo de los 20 y mi pelo de los 20. Todo lo demás es mejor ahora, pero daría todo por tener la cara sin un puto grano que tenía a los 20. Aunque a esa edad todavía me besaba con pelotudos y no era tan divertido.
También me obsesioné con hacer top 5 de cada cosa irrelevante (si, como a los 20) pero mi pibe tiene una memoria de mierda y no podía decirme cual era su top 5 de Talking Heads sin mirar spotify, entonces terminé jugando yo sola y fue aburridísimo. Hice top 5 de mis mascotas preferidas, de las mejores maneras de morir -no, no está incluído ni el coronavirus ni el paquete y medio de puchos- y después hice un hojaldre de papas que quedó crudo.
Me enojé, lo revoleé y me vine acá a escribir mis miserias, como a los 20